Desarrolla en los niños competencias comunicativas, argumentativas, interpretativas, que serán luego la pauta para el desarrollo de habilidades fundamentales en su constante interacción con un mundo en el que es necesario tener la capacidad de leer, escribir, hablar y escuchar.
Fomenta la creatividad, permite a los niños expresar emociones y sentimientos al identificarse con los personajes de la historia y es un excelente recurso para inculcar el amor por la lectura desde los primeros años. Es así cómo puede decirse que todos los seres humanos han tenido la oportunidad de interactuar en un mundo de cuentos, los que de una u otra forma han sido un material indispensable en un ámbito educativo.
Los cuentos son un medio para recrear el pensamiento, ofrecer temas desconocidos para los niños(as), como son los saberes ancestrales de un país, pueblo o ciudad, tales como; medicina antigua, sembrado, caza, entre otros, por medio de diferentes historias que brindan los cuentos, por ende, son de gran ayuda para retransmitir las costumbres e historia de un lugar.
Cuento de saberes ancestrales
El último hielero
En la sierra ecuatoriana con hermosos paisajes de verdes montañas y nevados impresionantes vive Juanita con su familia. Un día soleado la niña con la ayuda de su mamá decidió preparar un delicioso jugo de frutilla para sus abuelitos, la niña fue a la huerta de su casa, sacó las frutillas, luego fue a la cocina, utilizó panela para endulzar el jugo. Sus abuelos observaban todo el proceso que ella hacía. La niña les sirvió a sus abuelitos el delicioso jugo de frutilla y lo bebieron juntos mientras observaban el hermoso paisaje a su alrededor, de lejos podían observar el majestuoso volcán Chimborazo. Al terminar de beber el jugo su abuelito le hizo una pregunta a la niña. ¿Sabes cómo conseguíamos antes el hielo? Ella le respondió que no y le pidió que le cuente más.
El abuelito le contó que antes se tenía que caminar o ir en burro desde la comuna Cuatro Esquinas más de siete horas para ascender al volcán hasta llegar a las minas de hielo en el Chimborazo y así se conseguían los fríos bloques de hielo. La niña le preguntó si alguien todavía iba hasta el Chimborazo a sacar hielo. Su abuelito le contestó que sí le mencionó que existe el último hielero que se llama “Baltazar Ushca”.
Bastante emocionada le pidió a sus abuelitos que la llevaran a conocer más de su historia. Ella invitó a sus amigos para que también disfruten de esta divertida aventura y junto con sus abuelitos conocieron al último hielero, él les contó su historia, todos escuchamos muy atentos, disfrutamos del paisaje, de su lindo clima y muy emocionados regresaron a sus casas a contarle a los demás aquellas historias y anécdotas vividas en esta magnífica aventura.
Una mañana Alex estaba muy feliz porque su hermana Gaby lo había ido a visitar, él le dijo: ¿Qué te parece si le decimos al abuelo que nos cuente la historia de la tortuga gigante de Galápagos? Ella muy sonriente le dijo, claro que quiero conocer la historia ¡Vamos!.
Los niños y Pepe llegaron donde el abuelo, estaban felices de escuchar como había sido la tortuga George en la Isla. El abuelo feliz empezó a contarles la historia del Solitario George. Les dijo que él era una tortuga muy feliz y única, no había como él ninguno en las Islas Galápagos y siempre andaba solo, era muy grande y con un cuello largo.
Era la única tortuga que sobrevivió de su especie, por eso todos lo cuidaban y siempre lo alimentaban, pasó el tiempo y fue envejeciendo hasta que no podía caminar más, muchas personas querían clonarlo pero fue imposible. Hoy solo lo podemos visitar en un museo, es por esto que siempre les digo, niños debemos cuidar nuestra tierra y todo lo que nos rodea, el solitario George siempre será recordado, muchos hablan de él en nuestra región y en todo el Ecuador, todos lo cuidaron y preservaron su vida. Finalmente, juntos se comprometieron a disfrutar más de la tierra, a cuidar su región y de sus especies.
Los cuidados de mi abuelita
Hace mucho tiempo atrás una abuelita muy dulce vivía en una pequeña casa acogedora y llena de amor en el cantón Balzar en la provincia del Guayas, junto a sus dos nietos, Marcos su nieto mayor y Luis el menor. Un día Marcos le pidió permiso a su abuelita para salir a jugar con su pequeño hermano, su abuelita les permitió jugar en el parque pero les dijo: Niños por el color del sol, en la tarde va a llover así que deben regresar a casa para no mojarse y evitar enfermar.
Sus nietos escucharon el consejo de su abuela y le contestó que obedecería, así que muy felices salieron a jugar, cuando el reloj señaló las 5 de la tarde comenzó a llover, los niños se olvidaron del consejo de su abuelita y decidieron jugar bajo la lluvia. La abuelita muy preocupada por sus pequeños decidió esperarlos fuera de casa bajo una sombrilla, cuando de pronto a lo lejos ve llegar a sus nietos muy empapados por la lluvia. La abuela los ayudo a cambiar para que no se resfriaran.
En la noche mientras todos descansaban, Marcos notó que Luis se quejaba de frío, al acercarse y tocar su frente, Marcos notó que su pequeño hermano tenía mucha fiebre, muy asustado va a la habitación de su abuela y le dijo:
Abuelita despierta por favor!! Luis tiene mucha fiebre y está temblando…
La abuelita muy preocupada se dirige a la habitación de sus nietos y le pregunta a su nieto menor ¿Qué sientes mi pequeño?
A lo que Luís le respondió muy débil y asustado, abuelita tengo mucho frio, me duele la garganta y la cabeza.
Su abuelita después de escuchar los síntomas del pequeño, le pidió a su nieto mayor que lo cuide mientras ella prepara la medicina. La abuelita fue a su huerto a buscar sus plantitas medicinales, ella sabía que las indicadas para ese momento era el eucalipto y el toronjil
Entonces la abuelita utilizó pañitos de agua fría para bajarle la fiebre, le puso mentol en el pecho y las plantas de los pies, luego prendió una vela para calentar sus manos y ponerlas en el pecho y pies del niño para quitarle el resfriado, con el eucalipto ella preparó un vapor para aliviar la congestión nasal y dolor de garganta haciendo que su nieto inhale el vapor y por último preparó un té de toronjil para darle de beber y tratar el resfriado.
Marcos muy sorprendido de la sabiduría de su abuelita le dijo: Gracias abuelita por cuidar a mi hermanito, discúlpame por haber desobedecido, no debimos jugar bajo la lluvia y debimos regresar a casa antes de que empiece a llover. Su abuelita llena de ternura lo miró, abrazó y le dijo: No te preocupes mi pequeño, los amo con todo mi corazón y por eso los cuido.
Al día siguiente Luis ya estaba bien, y los pequeños muy contentos, en forma de agradecimiento fueron a buscar una plantita de orégano para el huerto medicinal de su abuelita.