Hace mucho tiempo atrás una abuelita muy dulce vivía en una pequeña casa acogedora y llena de amor en el cantón Balzar en la provincia del Guayas, junto a sus dos nietos, Marcos su nieto mayor y Luis el menor. Un día Marcos le pidió permiso a su abuelita para salir a jugar con su pequeño hermano, su abuelita les permitió jugar en el parque pero les dijo: Niños por el color del sol, en la tarde va a llover así que deben regresar a casa para no mojarse y evitar enfermar.
Sus nietos escucharon el consejo de su abuela y le contestó que obedecería, así que muy felices salieron a jugar, cuando el reloj señaló las 5 de la tarde comenzó a llover, los niños se olvidaron del consejo de su abuelita y decidieron jugar bajo la lluvia. La abuelita muy preocupada por sus pequeños decidió esperarlos fuera de casa bajo una sombrilla, cuando de pronto a lo lejos ve llegar a sus nietos muy empapados por la lluvia. La abuela los ayudo a cambiar para que no se resfriaran
En la noche mientras todos descansaban, Marcos notó que Luis se quejaba de frío, al acercarse y tocar su frente, Marcos notó que su pequeño hermano tenía mucha fiebre, muy asustado va a la habitación de su abuela y le dijo:
Abuelita despierta por favor!! Luis tiene mucha fiebre y está temblando…
La abuelita muy preocupada se dirige a la habitación de sus nietos y le pregunta a su nieto menor
¿Qué sientes mi pequeño?
A lo que Luís le respondió muy débil y asustado
Abuelita tengo mucho frio, me duele la garganta y la cabeza
Su abuelita después de escuchar los síntomas del pequeño, le pidió a su nieto mayor que lo cuide mientras ella prepara la medicina. La abuelita fue a su huerto a buscar sus plantitas medicinales, ella sabía que las indicadas para ese momento era el eucalipto y el toronjil
Entonces la abuelita utilizó pañitos de agua fría para bajarle la fiebre, le puso mentol en el pecho y las plantas de los pies, luego prendió una vela para calentar sus manos y ponerlas en el pecho y pies del niño para quitarle el resfriado, con el eucalipto ella preparó un vapor para aliviar la congestión nasal y dolor de garganta haciendo que su nieto inhale el vapor y por último preparó un té de toronjil para darle de beber y tratar el resfriado.
Marcos muy sorprendido de la sabiduría de su abuelita le dijo:
Gracias abuelita por cuidar a mi hermanito, discúlpame por haber desobedecido, no debimos jugar bajo la lluvia y debimos regresar a casa antes de que empiece a llover.
Su abuelita llena de ternura lo miró, abrazó y le dijo: No te preocupes mi pequeño, los amo con todo mi corazón y por eso los cuido
Al día siguiente Luis ya estaba bien, y los pequeños muy contentos, en forma de agradecimiento fueron a buscar una plantita de orégano para el huerto medicinal de su abuelita.
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